EL ANIVERSARIO (parte1)




Eran las nueve de la noche de un día a duelo entre verano y otoño. La avenida estaba desierta bajo las afiladas ramas y la inminente lluvia. En la oscuridad de la noche, la luz nicotinada del exterior modelaba un salón apenumbrado que, desde el séptimo piso de un edificio,  aguardaba silencioso y prudente.
Era una estancia media, de suelos gastados y paredes marchitas. Un lugar olvidable, un sitio olvidado. Un espacio descastado y anclado en el pasado. De entre el viejo mobiliario resaltaban con pulcritud modernos elementos artificialmente acoplados. A un lado el ventanal de madera, bajo el cual un sofá que vivió mejores momentos, yacía cubierto por una moderna colcha delicadamente aplicada. En el centro, una mesa montada con detalle para la cena. En la pared opuesta una gran estantería de refinado diseño y moderna factura atiborrada de objetos, libros y discos gastados por el uso y el tiempo. De entre la chamarilería, una foto enmarcada de una pareja que se abraza. Él, a ojos cerrados posa de frente. Ella, de espaldas, responde amorosa en su gesto. En la esquina mas oscura, una puerta ofrece salida a un pasillo fundido a negro.
En lo profundo, más allá del corredor, la proximidad de un  sonido metálico al aire anuncia la entrada de alguien en la casa. Una llave se ajusta a la cerradura, el bombín se desliza , el pomo gira, la puerta,… se abre. Alguien cruza el umbral con familiaridad y paso firme dirigiéndose al salón.  Atraviesa  la oscuridad del pasillo, se acerca a la mesa y deja junto a ella unos bultos. Después, enciende las luces.
¡Ring, ring!, suena el teléfono, interrumpiendo la acción.
-Él: Hey, hola. Ya lo tengo todo preparado, ¿a ti que te queda?
-Ella: Todavía un rato. Ya he terminado, pero tengo que hacer unos recados de camino a casa. A ver una cosa, supongo que ya lo habrás visto, no se te ocurra abrirlo hasta que llegue, por favor.
-Él: ¿A qué te refieres? No sé de qué hablas o…¿es que me has comprado algo?
Responde entusiasmado mientras busca con la mirada a su alrededor con ansiedad.
-Ella: Si, te tengo reservada una sorpresa, pero no la abras hasta que llegue. Quiero dártelo personalmente.
Él sigue chequeando la estancia desde su sitio y…¡bingo!, descubre un bulto extraño al salón sobre la repisa superior de la estantería.
-Él: Ja, ja, ja, no te preocupes, no he visto el paquete que has dejado sobre la estantería. No te rayes, no lo abriré.  Responde divertido e ilusionado.
-Ella: No espero menos de ti Alex, no lo abras. Se me hizo tarde y olvidé esconderlo. ¿Trato?
-Alex: Hecho, sin problema. Hasta ahora guapa, aquí te espero. Por cierto, ¡feliz aniversario¡
-Ella: ¡Feliz aniversario amor¡, ahora te veo, un beso.
Alex prosigue su que hacer con esmero consciente de que el tiempo se le agota. No obstante, la curiosidad invade su empeño y no deja de mirar con insistencia el extraño bulto. Es la noche de su primer aniversario y tienen programada una cena tranquila en casa. El menú lo tenía reservado en un restaurante de su gusto y solo queda  calentarlo. La mesa está dispuesta al detalle, quiere que todo esté perfecto y a punto.
De la estantería selecciona entre los vinilos la música para crear el ambiente que opina adecuado, se decide por Chet Baker. No obstante, aún recuerda con añoranza como sus padres solían tirar del viejo Chet para los días señalados.
Cuando cree haber terminado, repasa los detalles que cree convenientes del resto del salón.., la iluminación, el orden, el vino… Su labor no tarda en enfrentarle de cara con la sorpresa que su pareja intentó esconderle.
            Irremediablemente, sucumbe al deseo y rescata con delicadeza el regalo. Durante unos segundos lo mira intentando descifrarlo. Piensa en las consecuencias de abrirlo antes de tiempo,  pero opina que aunque se dé cuenta no dejará de ser una pequeña fechoría sin mayor importancia. Después de todo ella misma lo llama “traviesillo”, conocedora de su insaciable curiosidad morbosa. Lo saca cuidadosamente de la bolsa y retira con precaución su embalaje con la alevósica intención de ocultar la fechoría. Abre la caja con meticulosa atención y libera la sorpresa saciando con ello su curiosidad.


CONTINUARÁ...


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